A friendly neighbourhood en Monterrey


San Pedro Garza García, Nuevo León, vía Reporte Indigo.

Una plaza remodelada es el nuevo escaparate. Una decena de bares se abren frente a un pasillo que parece interminable. Al final (de lo que abarca la vista) se asoman decenas de Mercedes Benz y BMWs en sus múltiples formas. Los ojos se estrellan con una hermosa pared natural que obliga a mover la cabeza hacía arriba para completar la imagen de la sierra con tres gajos que recuerdan una «M».

Sonrisas blancas estallan, manos con brazaletes se agitan, los looks debaten sus pertenencias, sus lugares de procedencia. Las caras buscan rasgos de fuera, de dentro, de arriba, del mismo nivel. Las caderas se tambalean cuando van de una a otra puerta, ya sea viendo flamas ardientes como mural animado o presentando su nombre en una lista custodiada por guardaespaldas. Entran y salen.

Es un espectáculo de estética que transporta a otro sitio, traslada la mente a miles de rumbos que parecen idénticos en cualquier parte del planeta. Con personas, bebidas, canciones, situaciones que podrían repetirse exactamente igual en cualquier lado del primer mundo.

Un grupo de patrullas último modelo con leds destellantes rodean la nueva plaza San Agustín. «Nombre jovén nada de mordidas, aquí es San Pedro, las cosas son diferentes que en el resto de México», me dice un politránsito (la idea de la mezcla de tránsito con policía fue importada de Estados Unidos) con su impecable uniforme en un retén que generalmente detiene albañiles y jardineros en las entradas y salidas del municipio.

Casi ninguno de los uniformados sampetrinos vive en San Pedro: con lo que ganan sería difícil pagar una renta de 15 mil pesos o una casa de varios millones de pesos. Al terminar el turno regresan a sus hogares en Santa Catarina o San Nicolás, como el oficial Juan Alejandro Rosales que vivía en la modesta colonia Puerta del Sol de Santa Catarina y fue desaparecido luego de denunciar que fue torturado por un escolta del alcalde del municipio, Mauricio Fernández.


La casa del oficial Juan Alejandro Rosales en Santa Catarina, vía Reporte Indigo.

En los baños, en las escaleras, en los estacionamientos varios trabajan mientras el resto se divierte. Algunos de los empleados están inscritos en el padrón de empleados domésticos que inició la actual administración sampetrina.

El resto de la Zona Metropolitana de Monterrey provee de mano de obra barata al municipio con el segundo ingreso per cápita más alto del país. Los empleados son los más detenidos arbitrariamente por policías, ahora con este padrón tienen que mostrar su credencial.

«¿Tienen reservacion?», digo el nombre de alguien que no conozco. En el menú del bar se muestran los precios triplicados de las decenas de cervezas importadas de varias partes del mundo. Todos bailan el hit del verano o sonríen o gritan o hacen ademanes exagerados.  La masa luce agüerada, para ser México parece que hay un déficit de melanina en el sitio.

En San Pedro Garza García no hay balaceras, ni muertos, ni cateos arbitrarios como en Guadalupe, Escobedo, García o en Monterrey donde la inseguridad apagó el distrito de bares más popular hasta hace un par de años.


El Bar Iguanas del Barrio Antiguo de Monterrey, vía Barrio Antiguo.

Muchos sampetrinos aplauden la labor del alcalde que tomó «el toro por los cuernos» y mantuvo «San Pedro blindado» con métodos poco convencionales por no decir radicalmente opuestos a los del presidente -también panista- que encabeza una lucha contra las drogas y el crimen organizado.

El pacto con el cártel que controla la plaza mantiene la fiesta en paz, gente de otros municipios abarrotan los bares y restaurantes de San Pedro y en el centrito de la colonia Valle se puede conseguir coca para los que quieran alargar los festejos. Todo en un combo costoso qué sólo algunos pueden pagar.

Afuera del «vecindario amigable», especialmente en donde viven los que trabajan mientras todos se divierten, la fiesta termina temprano. En algunas colonias de Guadalupe a las 12 de la madrugada, según el toque de queda de los militares vestidos de policías que custodian el municipio. A esa misma hora, en San Pedro, varios salen de un bar para entrar a otro.

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